Mesón de Tercera Clase: Los de más Baja Categoría
y Precio.
Su clientela favorita estaba constituida por lo indígenas
que pagaban el servicio con granos de cacao, pues la moneda, o estaba
en proceso de institucionalizarse o aún no era aceptada por
completo.
Contaba con un modesto, sucio petate, que demarcaba el espacio
al que tenía derecho el huésped, quien, por estrictas
razones de economía, frecuentemente lo compartía con
otro huésped ; alternativa no del todo despreciable en época
de frío.
La cochambrosa cocina servía de "comedor".
Los viajeros experimentados optaban por recurrir a su propio "itacate"
y llevar a sus bestias a la fuente pública más próxima
, pues en el Mesón, el servicio de agua se cobraba. De sanitarios,
"ni hablar".
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